Todavía recuerdo como si fuese ayer mi llegada al San Bernardo. Llegué la primera, solo estaban allí las limpiadoras. Entré en la sala de profesores y me senté a esperar... ¡Qué remedio! Pero, afortunadamente, estuve poco tiempo sola. Unos minutos después apareció una chica de pelo rubio, que no dudó en auto-presentarse nada más entrar: "Hola, soy Alicia"... Aquí empezó todo: compañeras de ciclo, de turno de recreo, de grupos de trabajo y de fatigas... Mi punto de apoyo en el SanBer desde el principio hasta el final.
Hoy me siento afortunada al poder escribir sobre mi Ali, al poder referirme a ella como la grandísima persona que es y, sobre todo, al poder dedicarle esta entrada en el día de su cumpleaños. Celébralo por todo lo alto y disfruta de cada minuto de este día tan especial.
¡MUCHÍSIMAS FELICIDADES, ALICE!